miércoles, 16 de mayo de 2012

Una casa en el dibujo mas perfecto del paisaje de mi barrio. Una imagen me captura para siempre. En mi cuerpo, la edad de una niña. Una mano que me toma fuerte, mientras apuro mi paso para no perder el ritmo. Un negocio, una vidriera, y casi como un juego voy viviendo desde ese momento la experiencia del ser. Camino, pienso y miro. Camino, camino.

Las veredas anchas de mi barrio, colmadas de hojas naranjas y olor a otoño.
Mi nariz fria, y la inocencia mas sentida de todas. Un sol entre las ramas, mi abuela, mi ángel, caminando conmigo del colegio a mi casa y por el resto de mi eternidad, bajo sus mismos sueños, en un mismo sendero.
Con su mano en la mia, la miro, y es perfecta la expresión de saber que siempre me cuido y me seguirá cuidando.
Gracias

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